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martes, 1 de abril de 2014

El mensaje es el mensaje

No es casual que Hermes - el mensajero de los dioses en el panteón griego - sea el símbolo de la diplomacia. Nicholson, el clásico autor de Diplomacia, señalaba que quizás los ángeles fueron los primeros diplomáticos. O como dice nuestro proverbio favorito, "la diplomacia empezó cuando los hombres se dieron cuenta que era mejor escuchar el mensaje que comerse al mensajero". La práctica diplomática es esencialmente la de comunicar, transmitir mensajes. Desde el Canciller de la República hasta aquellos que desempeñan labores relacionadas con el quehacer diplomático sea en el Ministerio de Relaciones Exteriores o en las Embajadas, Consulados y Misiones en el exterior, todos deben preocuparse de que su interlocutor, ese "otro", entienda lo que se le quiere decir. Tan sencillo como eso y por lo mismo tan difícil como eso. Por eso muchos identifican a los diplomáticos con gente que habla diversos idiomas, como si eso fuera medio para comunicar; de hecho lo es, pero los idiomas, como demuestra la praxis, es una herramienta antes que un medio real, pues en realidad lo importante termina siendo el mensaje: lo que se quiere decir. Esta es solo una sobre lo que quiere este medio. Convertirse en un espacio de ideas sobre la práctica diplomática, sobre el oficio más antiguo del mundo y sobre la forma en que perfeccionando nuestra acción podemos mejorar nuestra condición.

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